Los cuatro tratamientos básicos son: cirugía y radioterapia (tratamientos locorregionales), hormonoterapia, quimioterapia e inmunoterapia (tratamientos sistémicos o generales). Cabe aclarar que la combinación de algunos o de todos ellos no está relacionada con la gravedad de la enfermedad sino con las características biológicas del tumor.
Uno de los mayores esfuerzos de la oncología actual se dirige a realizar tratamientos cada vez más efectivos y menos tóxicos, porque la intención no es sólo curar a las pacientes sino contribuir a mejorar su calidad de vida, con el objetivo de promover el desarrollo pleno en todos los ámbitos (laboral, deportivo, conyugal, familiar, etc.)
La radioterapia, uno de los pilares del tratamiento oncológico del cáncer de mama, no escapa a este propósito. Gracias a los avances tecnológicos en los últimos años, se han podido realizar tratamientos no invasivos, indoloros, en menor tiempo y con muy buenos resultados estéticos, que permiten a la paciente llevar una vida normal con solamente algunas mínimas precauciones a tener en cuenta.
¿Cómo debo cuidarme durante el tratamiento de radioterapia en la mama?
La Radioterapia mamaria es el tratamiento locorregional que complementa a la cirugía del tumor mamario, que se realiza luego de toda cirugía conservadora y en muchos casos, también, luego de la mastectomía (extirpación de toda la mama), con la finalidad de disminuir la posibilidad de una recaída local.
El tratamiento se extiende durante 4 a 6 semanas, dependiendo del caso, y se realiza en pequeñas fracciones diarias de lunes a viernes. La aplicación diaria tiene una duración de 15 minutos aproximadamente, de manera que es posible realizar sus actividades habituales antes o después del procedimiento.
Durante el tratamiento además de sentirse un poco cansada y con desgano, la paciente presentará inflamación en la mama, junto a un enrojecimiento de la piel (dermatitis) del área irradiada, que irá incrementándose a medida que avanza el tratamiento. Sin embargo, esto no debe ser motivo de alarma, ya que se trata de una reacción normal del tejido mamario al tratamiento radiante. Con cremas específicas y algunos consejos de cuidado a seguir que su médico radioncólogo le proporcionará, podrá finalizar su tratamiento sin secuelas y sin mayores inconvenientes.
La radioterapia como tratamiento local sólo requiere de cuidados en el área involucrada en la terapia. Por lo demás, su vida puede continuar normalmente: la paciente podrá mantener su dieta habitual; no tendrá caída del cabello (alopecia), así que podría teñirse del color de su preferencia; podrá maquillarse y pintarse las uñas; podrá cocinar en horno o microondas; realizar su deporte preferido (aunque se sentirá más cansada), y estar con niños, bebés y embarazadas sin ningún riesgo ya que la paciente no emite radiación. En definitiva, podrá llevar una vida de relación sin el menor riesgo relacionado con el tratamiento.
Una mención aparte merece la exposición intencional al sol para broncearse, ya que se aconseja no hacerlo. Puede estar al aire libre sólo si se cubre el área irradiada con una musculosa y si se usa un protector solar factor 50 en la zona de tratamiento. Si la paciente tiene juicio y prudencia no tendrá que privarse de disfrutar de los momentos de placer y alegría que la vida le ofrece. No se olvide que no sólo se trata de superar la enfermedad sino de desarrollar una vida plena física y espiritual.